4/6/18

CAMPAÑA WARHAMMER FANTASY - DEVASTACIÓN PRIMAVERAL. Parte 1

Andoni, el director de la campaña de Warhammer Fantasy que se está jugando, nos envía el siguiente relato que marca el comienzo de la segunda ronda.





Amara estaba nerviosa, no era la primera vez que hacía tratos con los habitantes de Ghrond.

De hecho, la razón por la que había vuelto en tan poco tiempo era debido al último trato que hicieron y no permitió que su nerviosismo se hiciera patente delante de los demás Druchii (o como las demás razas los conocían "Elfos Oscuros). En su sociedad despiadada eso sería un signo de debilidad que invitaría a conspiradores y usurpadores a actuar contra ella y había recibido órdenes del Rey Brujo en persona, lo cual hacía que los próximos momentos de su vida fueran todavía más tensos.










Amara se adentró en la torre de los hechiceros, ya había estado en otras torres pero esta era diferente. No estaba muy segura de cómo definirlo, simplemente algo estaba "mal". Después de lo que ocurrió la última visita le sorprendió lo agradecidas que estaban las hechiceras de la ciudad, algunas incluso le enviaron regalos, pero ninguna quería trabajar para ella por lo que se vio obligada a emplear métodos menos "convencionales".

Cuando vio al primero de los brujos sintió una mezcla de odio y repugnancia, pero eran su única opción. El brujo la acompaño a una sala, estaba segura que este no había pronunciado palabra alguna pero ella no paraba de escuchar susurros y siseos que le prometían concederle todos sus deseos… incluso los más oscuros. 

Cuando estaba a punto de ceder a ellos, el recuerdo del Rey Brujo la saco del ensoñamíento, era el recuerdo de lo que ocurriría si fallaba. 
Entro en la habitación donde cuatro brujos más la esperaban. Uno de ellos llevaba una máscara y antes de que ella pudiera abrir la boca este le dijo:

-Entréguenos el pago.

Le sorprendió la brusquedad y la voz sobrenatural del brujo, pero prefirió no enfrentarse a ellos, por ahora al menos.

-Aquí esta.

Amara les arrojó la bolsa de piel que llevaba en la mano y uno de los brujos con los rápidos reflejos que caracterizan a los elfos la cogió al vuelo y saco su contenido de inmediato. La cabeza de la hechicera a la que Amara había hecho responsable de su último fracaso tenía aún la expresión de sorpresa al sentir el frío contacto de la espada de Amara contra su cuello. El hecho de que fueran primas no le hizo dudar ni un segundo al llevar acabo su ejecución, así era la vida en Naggarond; los fuertes sobreviven y los débiles no reciben piedad alguna. 


Los brujos extrajeron con su magia lo que ella imaginaba sería el alma de la hechicera y la guardaron en una especie de frasco, arrojando después la cabeza a una hoguera cercana. Satisfecho, el brujo hablo de nuevo a la noble elfa oscura:

-Usted ha cumplido su parte, ahora nosotros cumpliremos la nuestra.

Amara estaba satisfecha, los brujos la acompañarían en su misión y si eran tan buenos como ella había oído no los acabaría entregando al Rey Brujo, salvo que cambiase de opinión claro está.





Se reunió con sus jinetes y juntos cabalgaron a toda prisa hacía el Garra de la Dominación, su arca negra donde su tripulación de despiadados corsarios ya estaban listos para partir.

Entrego una carta y una gran bolsa a uno de sus exploradores y lo envió a la ciudad de Clar Karond en busca de nuevas "mascotas". 

Arriaron velas y se dirigieron al viejo mundo donde las demás razas sufrirían el azote de los Druchii y donde ella esperaba encontrar aquello que le permitiría acceder a un puesto en el Concilio Negro del Rey Brujo, además de a aumentar su más que considerable fortuna.